Descubriendo una vocación
La pasión de la cocina la descubrí cuando era niña; cuando mi madre nos dejaba cocinar con total libertad. Sí, me sentía libre para experimentar múltiples y variadas recetas; con curiosidad y entusiasmo. Por tanto, la cocina se convirtió en mucho más que preparar una receta, se convirtió en un laboratorio, en química (combinaciones de ingredientes, procesos), en ciencia, etc.
Comprendí desde pequeña que en la cocina nunca nada está escrito, y que hay pocos límites.
También pude vivenciar que pones todos tus sentidos a trabajar: Vista, gusto, olfato, tacto y hasta el oído.
La comida entra por la vista (su apariencia apetecible al ojo humano), el gusto claro y el olfato. Pero también con el tacto podemos pesar, sentir la consistencia de una masa, por ejemplo. Y con el oído podemos completar la experiencia culinaria al oír el burbujeo de un caldo, el crepitar del aceite que está listo para utilizarlo, etc.
En conclusión, la cocina se vuelve una experiencia que va más allá de seguir pasos. Se mezcla la creatividad, la prueba y el error, experimentar, hacer magia; aún con lo simple (has probado a freir ajo en aceite ,cortar un tomate de la huerta y servirlo con sal y el ajo frito...), la pasión y el gusto de compartir con otros tus descubrimientos.
La pasión de la cocina la descubrí cuando era niña; cuando mi madre nos dejaba cocinar con total libertad. Sí, me sentía libre para experimentar múltiples y variadas recetas; con curiosidad y entusiasmo. Por tanto, la cocina se convirtió en mucho más que preparar una receta, se convirtió en un laboratorio, en química (combinaciones de ingredientes, procesos), en ciencia, etc.
Comprendí desde pequeña que en la cocina nunca nada está escrito, y que hay pocos límites.
También pude vivenciar que pones todos tus sentidos a trabajar: Vista, gusto, olfato, tacto y hasta el oído.
La comida entra por la vista (su apariencia apetecible al ojo humano), el gusto claro y el olfato. Pero también con el tacto podemos pesar, sentir la consistencia de una masa, por ejemplo. Y con el oído podemos completar la experiencia culinaria al oír el burbujeo de un caldo, el crepitar del aceite que está listo para utilizarlo, etc.
En conclusión, la cocina se vuelve una experiencia que va más allá de seguir pasos. Se mezcla la creatividad, la prueba y el error, experimentar, hacer magia; aún con lo simple (has probado a freír ajo en aceite ,cortar un tomate de la huerta y servirlo con sal y el ajo frito...), la pasión y el gusto de compartir con otros tus descubrimientos.
La pasión de la cocina la descubrí cuando era niña; cuando mi madre nos dejaba cocinar con total libertad. Sí, me sentía libre para experimentar múltiples y variadas recetas; con curiosidad y entusiasmo. Por tanto, la cocina se convirtió en mucho más que preparar una receta, se convirtió en un laboratorio, en química (combinaciones de ingredientes, procesos), en ciencia, etc.
Comprendí desde pequeña que en la cocina nunca nada está escrito, y que hay pocos límites.
También pude vivenciar que pones todos tus sentidos a trabajar: Vista, gusto, olfato, tacto y hasta el oído.
La comida entra por la vista (su apariencia apetecible al ojo humano), el gusto claro y el olfato. Pero también con el tacto podemos pesar, sentir la consistencia de una masa, por ejemplo. Y con el oído podemos completar la experiencia culinaria al oír el burbujeo de un caldo, el crepitar del aceite que está listo para utilizarlo, etc.
En conclusión, la cocina se vuelve una experiencia que va más allá de seguir pasos. Se mezcla la creatividad, la prueba y el error, experimentar, hacer magia; aún con lo simple (has probado a freír ajo en aceite ,cortar un tomate de la huerta y servirlo con sal y el ajo frito...), la pasión y el gusto de compartir con otros tus descubrimientos.
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